Vestido Azul
Todavía no puedo salir de la vergüenza, pasan los días y no hay caso, cada vez que recuerdo el hecho, me sonrojo como si todavía Agustín Alberdi me estuviera mirando con esa mirada entre sorprendida y libidinosa.
Resulta que hace un par de días una amiga me arregló una cita con una persona que, aparentemente, era especial para mí. Hace casi tres años que vengo conociendo gente “aparentemente especial para mí”. Pero bueno, los amigos son sagrados y aunque nunca vayan a comprender lo que uno verdaderamente desea, hay que aceptarlos y sobre todo no rechazar sistemáticamente sus propuestas.
A mí las citas arregladas no me gustan nada, pienso que son una hipocresía total. Uno tiene que disimular que en realidad se muere porque el otro definitivamente sea su media naranja y en vez de conversar acerca de lo que realmente interesa, hay que opinar sobre el país, quejarse del clima cambiante, contar lo que uno hace en el trabajo. Pero bueno, yo soy muy formal, siempre lo fui, y además si me negaba a asistir iba a tener que soportar un discurso acerca de mi miedo al compromiso y mi bloqueo sentimental y para eso ya la tengo a mi madre y a mi terapeuta. Así que dije que sí sin poner condición alguna.
Ahora me viene el recuerdo del hecho absurdo que sucedió aquella noche y un frío eléctrico recorre mi espalda.
Citas como éstas tuve muchas, antes solía tirarme el placard encima, pero con el tiempo fui optando por la ropa más cómoda. Recuerdo una vez me puse una pollera del tamaño de una vincha y después de unas caipiriñas a mi amiga se le ocurrió bailar, y en esos momentos no queda bien negarse, aún cuando uno no pueda moverse. Así que me paré como un poste y sacudí un poco las rodillas y los brazos. A veces la música brasileña puede ser odiosa.
La noche de la cita, esa noche absurda y trágica, tenía dos opciones: un vestido azul, sencillo, con breteles y escote en “V”, o un pantalón blanco holgado. Elegí el pantalón. Mal. Pésimo. Elegí mal, como siempre. Si hubiera optado por el vestido azul, no estaría escribiendo esta estúpida anécdota.
Mientras me maquillaba pensaba en Agustín Alberdi, quiero aclarar que éste Agustín Alberdi, no tiene nada que ver con el productor de publicidad. Agustín Alberdi es un nombre perfecto para imaginar cosas perfectas...Agustín Alberdi, Agustín Alberdi.
Llegué a la casa de mi amiga con media hora de retraso, antes de entrar al living ya tenía una caipiriña en la mano y ahí lo ví al Sr. Alberdi con toda su herencia patriótica arrojada sobre el sillón. Tenía cara de buen tipo, sería tonto no reconocer que apenas lo vi me relajé instantáneamente. Hay caras que a uno lo tranquilizan.
Se me está haciendo larga la anécdota así que voy al grano, al hecho trágico y absurdo.
Cenamos en el patio, había vino y peceto con ensaladas varias. Hablamos del trabajo y del país pero entre una cosa y la otra hacíamos chistes, el Sr. Alberdi se reía de mis chistes, los suyos no estaban nada mal, puede decirse que todo venía bien hasta que la vi.
Ahí estaba grande y marrón, mareada por las pintitas de las baldosas. Se me heló la sangre, odio profundamente a las cucarachas, es idiota, lo sé, pero les tengo miedo, sobre todo a esas enormes que aparecen en Primavera.
La sorpresa no me dio tiempo a reaccionar y en menos de un segundo la tenía trepando por mi tobillo, entonces lancé los cubiertos al demonio, creo que volqué mi vaso y una de las botellas, grité y moví de manera espástica mi pierna, lo que resultó peor porque la cucaracha se asustó y comenzó a subir con velocidad hasta mi rodilla. Entonces sin pensarlo, inmersa en una profunda sensación de asco y con miedo a que la intrusa se metiera entre mis piernas, me desabroché el pantalón y los bajé para ahuyentar a la maldita que ya estaba escalando por mis cuádriceps.
Finalmente la cucaracha voló, yo me subí el pantalón mientras por el rabillo de un ojo veía la mirada del Sr. Alberdi, una mirada entre sorprendida y libidinosa. Nadie dijo nada, creo que mi amiga se moría por reírse, todos nos moríamos por reírnos, y pienso que no lo hicimos porque estas citas de porquería te vuelven un poco artificial, inevitablemente.
Un hecho vergonzoso lo que ocurrió, si me hubiera puesto el vestido azul no estaría contando esta estúpida anécdota. Pero para ser sincera, lo de la cucaracha no fue lo peor. Lo peor, y lo que ahonda mi vergüenza, fue algo que dijo el Sr. Alberdi. En realidad no sé si efectivamente lo dijo o si es producto de mi imaginación, pero en un momento de la noche yo creo haber escuchado un susurro acaramelado de alcohol, que decía: Lástima no haber sido cucarachita....
15 Comments:
Mortal.
Muy buen relato!
realmente me gustó muchísimo.
Lástima no haber sido cucarachita!!!!!
beso
25/10/06
Hola Cuni.
La frase final -un verdadero gentleman este Alberdi, jaja- pertenece a ese subgénero popular, a mitad de camino entre el piropo y la grosería, que tiene la forma "quisiera ser (tal cosa), para (ejecutar tal acción comprometedora)".
Muy lindo el blog. Saludos
26/10/06
Mire, si Alberdi dijo eso por tirarse un lance, probablemente sea un energúmeno; pero si en cambio lo dijo por hacer un chiste y aligerar el momento embarazoso puede que hasta fuera simpático.
Quizás deba Ud. salir con Alberdi una vez más para evaluar definitivamente al sujeto. En algún lugar con pocos insectos y portando polleras. Al fin y al cabo, ya no abundan los próceres.
26/10/06
¡Qué horror! Me hizo acordar a esas pesadillas en las que estás en un evento social súper importante y te das cuenta de que no estás vestida. ¡Excelente relato!
26/10/06
Si te hubieras puesto el vestido azul quién nos iba a contar esta divertida anécdota, eh, eh?
Convengamos que, más allá de la picardía del comentario (real o producto del alcohol), la suerte de la cucarachita fue más bien fugaz. Y si de aprovechar los pequeños momentos se trata, A.A. también tuvo su instante fugaz cuando te bajaste los pantalones.
A los lectores picarones les queda entonces la opción de decir: Lástima no haber sido cucarachita / Lástima no haber estado ahí jiji :)
Saludos
C.
26/10/06
esta historia es para no olvidar!!
te diré que a lo único que le tengo miedo es a las cucarachas, entiendo tu reacción!
con respecto a tu señor Alberdi, no me cabe duda hizo todo un gesto de honestidad...
cariños!
26/10/06
Yo sugiero que te entrenes, que adoptes al animalito desde pequeño y practiques hasta que no te de mas asco, así evitarías de una vez y para siempre la vergüenza de las cucarachas. Si esta solución te da asco, la otra forma podría ser bajarse los pantalones sin que te camine el animalito, aunque haciendo como si, y ejecutar el mismo movimiento en todas las veladas medionaranjescas a las que te invite tu amiga. Verás que no sólo se te pasará la verguenza de mostrar tu ropa interior sino que tu amiga dejará de invitarte a tales veladas. Aunque tal vez recibas invitaciones de otra índole.
27/10/06
Jajajjaa, me hiciste reir mucho! Pero no podría entrenarme, ni siquiera pude ver 15 minutos de la película "El inquilino"...así que imaginate...
Beso
28/10/06
Mariposa: Gracias totales!!
Señor K: Exáctamente así lo imaginé al Sr. Alberdi, sucede que no aparentaba eso. Gracias por pasar. Besos.
Uli: No lo había pensado de esa manera, la protagonista del relato es un poco intolerante, ¿no? El próximo encuentro será en Finlandia.
Lucy: Gracias! A menudo tengo esos sueños horrorosos. Besos
Lis: Honestidad brutal! Jaja. Beso.
28/10/06
Carpe: Cuánta picardía! Como la de la misma cucaracha. Busqué la palabra en el diccionario (Real Academia, edición 21º) y dice: f. "Cochinilla de humedad, insecto ortóptero, nocturno y corredor. Jijijiji. Saludos
28/10/06
“... de humedad” / “Ortóptero”
Jijijuáaaaaaa
Salve, oh Real Academia!
28/10/06
¡Ay! ¡Qué asco más asqueroso! Yo hubiera salido desesperada de miedo sacándome toda la ropa y muerta de terror. Pero lo del señor Alberdi me parece muy simpático. ¿Volviste a verlo?
30/10/06
Anita: Todo fue producto de mi imaginación. Es decir, Agustín Alberdi existe pero no puedo decir nada respecto de él. Besos
31/10/06
Si hay algo q odio, y q tengo PANICO, es a las cucas... ni nombrarlas con el nombre completo puedo... yo hubiera hecho lo mismo, lo malo hubiera sido que tengas puesta una ropa interior de abuela tipo El Diario de Bridget Jones... y el comentario del muchacho, creo q se equivocó, porq si hubiera sido cuca, terminaba APLASTADO, o atacado por el RAAAAID!
6/11/06
Milanesa: Sabias sugerencias de las madres las de ponerse ropa interior adecuada "por si te ocurre un accidente". Gracias por pasar
9/11/06
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